EL_FISU: escritos, poemas y prosa.

DESPERTAR de un nuevo día, y poder respirar tan hondo ese aire tan vital.
El reposo del guerrero ha terminado y las fuerzas han vuelto de aquél sueño reparador.
Y el día comienza. Cargar otra vez esa armadura que protege la mente de los embates de afuera.
Y mi cuerpo va tomando temperatura de batalla.
Y mis ojos ya limpios comienzan a observar el entorno.
Y mi boca busca con cada vez más ganas en la saliva ese sabor de sangre enemiga.
Y mis oídos están prestos al más mínimo ruido, de esos ya conocidos, esos que ya han delatado al enemigo con anterioridad.
Y mis piernas están ya dispuestas a cargar con el peso del equipo de lucha.
Y mis brazos van tomando su tensión natural.
Y mis manos ya están prestas a empuñar sus tan conocidas armas.
Y mis armas ya están sedientas de objetivos.
Y comienza la marcha.
...
Y encuentro a mis COMPAÑEROS DE ARMAS.
Y el saludo puede parecer distante, pero conlleva un encuentro desde el corazón cada vez.
Y el grupo queda conformado de manera completa y definitiva, como siempre fue y será.
Y nos acercamos para el apresto final previo al combate.
...
Y AVANZAMOS en silencio y con cautela.
Y ya se oyen los ataques en la distancia.
Y con la tierra en nuestro pecho seguimos acercándonos.
Y vemos al enemigo.
Y ellos no nos han visto.
Y en cada uno de nosotros se dibuja, simultáneamente, el mismo plan de ataque en nuestra mente. Eso es algo que siempre sucede. Vemos al mismo enemigo y cada uno ya sabemos de memoria como debemos actuar frente a él.
...
Y COMENZAMOS nuestro MOVIMIENTO.
Y avanzamos entre las sombras.
Y nuestro corazón comienza a latir más rápido.
Y nuestros cuerpos comienzan a acusar la adrenalina.
Y aún no nos han visto.
Y cae nuestra primera víctima.
Y al mismo tiempo comienzan a caer en nuestras manos cuerpos muertos.
Y, pese a todo, no se produce ningún sonido, el silencio es absoluto.
Y queda despejado el camino para el asalto final.
Y la reubicación del grupo es completada.
Y volvemos a avanzar, pero esta vez no es entre sombras. Esta vez nuestras armas rugen fuego a destajo, sin piedad van tomando vidas a cada disparo.
Y la sorpresa del enemigo es entera, y en esa sorpresa es entera su muerte.
Y nuestro piso se cubre de una alfombra de sangre y devastación.
Y repentinamente no hay más disparos.
Y el perímetro queda asegurado.
Y alguien grita desde adentro: clear!!!.
Y es la única palabra que algunos de los nuestros pronunciará.
Y aún seguimos atentos, nunca se baja la guardia en el silencio.
Y se provee la señal.
...
Y nos vamos replegando al punto de SALIDA.
Y se procede con un orden de movimiento que ya nos es natural.
Y vamos cubriendo nuestras espaldas en la retirada.
Y se abandona el teatro de operaciones con la misma tensión del inicio.
Y llegamos al punto de transporte hacia el final.
Y otra vez comienza el tránsito.
...
Y llegamos a nuestro HOGAR.
Y la distensión aún no es completa.
Y el cuerpo sigue soportando la adrenalina.
Y dejamos nuestro equipo.
Y me siento en mi cama.
Y nuestra mente repasa lo sucedido en el campo.
Y es como si aún estuviera allí.
Y mis manos cubren mis ojos.
Y recuerdo una mirada de espanto, que nunca me abandonará.
Y mis manos se arrastran a cubrir mis oídos.
Y recuerdo un lamento moribundo.
Y el reposo del guerrero comienza.
Y el guerrero es atormentado por esas imágenes y sonidos que quedan grabados a fuego en su memoria.
Y el guerrero, por dentro, no es tan duro como sus armas.
Y el guerrero ve con vergüenza como caen sus lágrimas.
El guerrero se convierte en sentimientos.
Y sus sentimientos no son comprendidos ni siquiera por él mismo.
Y no sabe cómo ni por qué siempre sucede lo mismo.
Y sus compañeros cubren sus lágrimas de los demás.
No dejan que nadie vea llorar a uno de los suyos.
Y la contención de ellos es lo único que se acepta, pues ya han sido compañeros en otra lucha y ahora lo son también en ésta.
Y el guerrero ya se ha desahogado y el consuelo ha dado sus frutos.
Y ya no caen más lágrimas.
Y el guerrero vuelve a ser hombre otra vez.
Y el cuerpo ya está cansado por hoy.
Y el guerrero ahora ya puede descansar, pues sabe que mañana debe combatir una vez más.


EL FISU.

“MISTICA NOCHE”